Vivir en una autocaravana. ¿Por qué?

Hola a tod@s; para los que ya me conocéis a través del canal de Youtube y de la cuenta de Instagram no hace falta que me presente.

Para los que me leéis por primera vez, deciros que me llamo Alberto, soy de Granada (aunque nací en Barcelona capital hace muuuuchos años) y desde el 21 de octubre de 2.020 vivo en una autocaravana que me compré nueva.

Y… ¿Por qué decidí vivir en una autocaravana? Seguramente muchos os inclinaréis a pensar que para tomar esta importante decisión ya habría pasado unas vacaciones de puente o fin de semana en una de ellas, y de ahí estas repentinas ganas de lanzarme a vivir permanentemente en una autocaravana, pero nada más lejos de la realidad: me tiré a la piscina directamente sin saber si estaba el agua fría, o caliente, o si tan siquiera habría agua…; es decir, lo más cerca que había estado de una autocaravana es en algún que otro concesionario viéndola por dentro, sin más.

Muchas personas (amigos, conocidos, desconocidos) me comentaron, desde el día que hice pública la compra de una autocaravana para vivir en ella que “le has echado muchos cojones«; perdón por la expresión, pero es literal.

Así es: le puse muchas ganas, mucha ilusión. Me tengo por una persona perseverante, luchadora y prudente que (normalmente) consigue todo lo que se propone si realmente cree en ello. Y así fue.

¿Por qué tomé la decisión de vivir en una autocaravana?

El origen de la decisión no estuvo motivado por una sola causa; es algo que se fue “cocinando” desde bastante tiempo atrás; como comentaba anteriormente, yo vivía en Granada, en las afueras, a unos 8-10 kms. del centro de la capital granadina. Durante los últimos años me desplazaba a diario a Granada capital en moto para trabajar porque aparte de que soy/era motero el tráfico en esta ciudad para los coches es caóticamente lento, prácticamente imposible aparcar y vetado para los que vivíamos (viven) en el cinturón de la capital (muy triste).

El desplazarse en moto en esta ciudad y más desde las afueras, además de que te juegas la vida por, como decía, el caótico tráfico (y más si caen 4 gotas, que todo el mundo coge el coche…) supone que si sales temprano has de llevar ropa de moto acorde al clima y temperatura (negativa en muchos meses) y disponer de un buen maletero en la moto para llevar la ropa correspondiente  a cuando te mueves andando por la ciudad y vuelves a tu casa al mediodía a comer cuando ya han subido las temperaturas bastante y te sobra toda la ropa que tenías al salir por la mañana.

Granada es una ciudad monumental, muchos turistas que vienen a visitarla constantemente (pandemias e historias aparte), que te ponen “gratis” una tapa con la cerveza (también es más cara la cerveza que en otros sitios de España donde no te ponen tapa gratis), pero también es cierto que si viniste a Granada hace 20 años y vuelves a venir ahora… la ves igual, no ha evolucionado y sigue viviendo del turismo (jodido en pandemia, muchísimos “ertes” y cierres de empresas sobre todo comercios porque industria no hay apenas). No voy a decir que Granada está en el top 5 de las ciudades con más contaminación de España porque parece que la quiero desprestigiar; pero es así. Y es una ciudad que no sabe vivir de otra cosa que no sea del turismo (y encima para muchas cosas no depende de sí misma, sino de la capital de Andalucía).

Desde que tuve mi primera moto propia con 16 años que me permitió salir de la periferia de Granada, pude comprobar que, por ejemplo, Málaga es una ciudad que ha sabido hacerle frente al tiempo, a las necesidades de sus ciudadanos y de sus visitantes y ha sabido crecer acorde a esas circunstancias. Más de 30 años después veo a Granada igual pero sin embargo veo a Málaga codeándose con las ciudades más importantes de España.

Tuve un paréntesis entre 2004 y 2008 en el que me estuve moviendo por zonas de Valencia pero que terminé viviendo en la provincia de Castellón (Villarreal concretamente; por cierto, enhorabuena por la recién conquistada Europa League, todo un logro para una ciudad de 50.000 habitantes, que orgullo).

Tras mis 4 años por tierras valencianas, volví a Granada (sí, echaba de menos las tapas); compré un ático dúplex en las afueras (ático por que no soporto tener pisadas encima y en las afueras porque era más barato; y lo compré en lugar de buscar un piso de alquiler porque me era más beneficioso de cara a nuestra querida Hacienda…)

Poco a poco me di cuenta de que no sólo te molestan las personas que te pisan encima de tu piso y arrastran sillas, sino que también molestan los de al lado, los de debajo, los que se escuchan por el hueco del patio, etc, etc, etc y aquí no quiero entrar en detalles porque me hacen recordar cosas que me producen arcadas; paso, ya estoy por encima de eso, gracias a Dios o a lo que sea.

Definitivamente: ver todos los días a las mismas personas, salir a pasear por una ciudad que era igual casi que cuando vine con 11 años, respirar polución y verla desde mi terraza a diario, soportar las extremas temperaturas de invierno y de verano así como las diferencias térmicas en el mismo día, aguantar a los vecinos, ruidos, etc, de un edificio, comunidad… Creo que se llama asfixia. O más cosas (cuando llegas al garaje de tu casa y ya empiezas a sentir que no es tu sitio, que no es tu guarida, que entras por la puerta de tu casa y no estás completamente a gusto… (sigo sin querer entrar en detalles).

Llegó un momento en que empecé a plantearme cosas; no se, no lo tenía claro, pero tenía que buscar algún tipo de solución; los pensamientos eran breves y poco profundos debido a que uno estaba inmerso en trabajo, ¿pareja?, etc. y apenas tenía tiempo libre.

Pero se me iban ocurriendo ideas, dilatadas en el tiempo y en las formas, pero ahí estaban :

• Alquilar un cortijo (poco terreno, casa pequeñita, en mitad del campo) en zona cercana a la costa de Granada (por aquello de tener cerca la capital por temas de trabajo, familia, etc); inconvenientes: podría tener un vecino molesto, o un perro ladrando todo el día, etc., con lo cual lo descarté.
• De repente, y dado a que soy Acuario y tengo mucha imaginación (no creo que ese sea el motivo, pero así es, tengo muchas ideas) se me ocurrió que una caravana enganchada al  coche para moverla podría ser una solución. La verdad es que estuve viendo algunas y eran una pasada y bastante asequibles. Pero como todo novato en algo que se quiere introducir en un mundo desconocido, estuve mirando, pensando, observando y terminé desechando la idea por varios motivos; principalmente el tema de estacionamiento, muy limitado.
• Y bueno, el siguiente paso era una autocaravana; algo que tampoco había probado nunca pero que me podría permitir “vivir” en casi cualquier parte, moverme si no estaba a gusto en un sitio, poder llevar mis pertenencias, poder trabajar desde ella… Sólo veía puntos positivos…

Y a partir de ese momento fue en el que enfoqué mi tiempo libre: fines de semana mirando autocaravanas, incorporándome a grupos de autocaravanas en Facebook para leer a usuarios y captar impresiones, seguir canales en YouTube y ver sus vídeos… Recuerdo tener la tele puesta con alguna película o partido de fútbol interesante y no hacerle caso porque estaba con el ordenador mirando vídeos o leyendo comentarios.

Sólo tenía ojos para mi nueva próxima vida: LIBERTAD

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