Mi primer viaje en autocaravana por el norte de España (II)
En el último post os contaba que había estado en Laredo (Cantabria) durante 4 días disfrutando del maravilloso lugar y sobre todo del clima: poco más de 20 grados, algunos días nublado…; para los del lugar mal asunto porque no les terminaba de llegar el verano, pero para mi, viviendo en una autocaravana y viniendo del sur de España… pues maravilloso.
Pero ya iba tocando moverse y conocer más lugares; próximo destino: Liérganes y su “Hombre Pez”; nada más llegar por la mañana temprano aparqué la autocaravana y me fui a ver Santander de forma práctica: usando el tren. Visita en un día a esa preciosa ciudad ida y vuelta utilizando el cercanías; al fin y al cabo tenía la estación en frente del área de autocaravanas de Liérganes; pueblo precioso con su leyenda, lluvia moderada mientras lo visitaba… encantador.
Tenía pensado ir a Cabárceno (está a tan sólo 10 kms. de Liérganes) en día de semana pero al final decidí ir el domingo por la tarde y amanecer allí. Como casi en todos los sitios en este viaje había muchas autocaravanas; en este caso en la zona de estacionamiento junto al lago y más aún conforme iba llegando la tarde-noche; al fin y al cabo el Parque de Cabárceno es un destino imprescindible si estás por la zona y más aún si viajas con niños.
Os tengo que contar una anécdota para este lugar: normalmente aparco lo más retirado posible del resto de las autocaravanas por intentar conseguir el menor ruido y mayor intimidad posible, pero en este caso como fueron llegando más y más autocaravanas conforme se iba terminando el día, al final (y como era de esperar) me encontré que estaba rodeado por dos autocaravanas con una densidad de población muy alta y un nivel acústico bastante elevado por lo que decidí investigar un sitio más tranquilo para pasar la tarde/noche.
Así pues, decidí aparcar y pernoctar en una de las entradas al parque que había visto durante el día que estaba vallada y cerrada (sólo se accedía por una, la de arriba) y pasé una noche de lujo contemplando la luna, viendo la hierba desde la puerta y con una paz considerable. Pero por la mañana me tocó a la puerta el guardia jurado indicándome que allí no podía estar, que iban a abrir la entrada al parque; resulta que esa entrada sólo la abrían los días laborables y claro, como yo llegué en domingo… menos mal que ya estaba levantado y predispuesto a irme!
Tras visitar Cóbreces pernocté en Comillas (reviví la película “Primos” que tantas veces he visto y que me encanta, protagonizada por mi “prima” Inma Cuesta entre otros). Me gustó mucho Comillas, he de decirlo.
Visitas obligadas por aquella zona: San Vicente de la Barquera, Pechón, Potes (aquí pernocté en una zona habilitada para autocaravanas junto al colegio y su zona de recreo, pero ojo: durante el día la zona de recreo es aparcamiento de coches pero a medida que llega la tarde éstos desaparecen y aparecen niños con balones que ven con alegría como resurge su zona de recreo con porterías de futbito, canastas, y si tienes la autocaravana aparcada en ese lado… no digo ná). Recuerdo que hablo de época estival y por lo tanto vacacional.
Llanes, Cangas de Onís… y aquí me paro. Las vistas por la carretera, preciosas; te sientes en la Asturias de verdad y sobre todo si no estás acostumbrado a estos paisajes tan verdes y con agua; pero cuando llevas un vehículo de casi 2,5 metros de ancho te ves en la necesidad de invadir el carril contrario en más de una ocasión y sobre todo cuando tienes a tu derecha la montaña tan cerca y que se mete hacia adentro y has de vigilar que los casi 3 metros de altura no rocen con ella. Sudores a nivel pro aún con aire acondicionado encendido y con 21º fuera.
Además de por la carretera tampoco se me olvidará Cangas de Onís muy fácilmente; por un lado, no se para qué fui allí si no iba a subir a los Lagos de Covadonga, ya que me decepcionó un poco el lugar.
Pero sobre todo recordaré ese pueblo porque al intentar entrar a uno de los aparcamientos que hay habilitados para autocaravanas rocé a un automóvil que estaba aparcado en el parking previo al nuestro; cierto es que estaba masificado y tanto el vehículo de la derecha como el de la izquierda estaban mal aparcados, pero bueno. Como buena persona y profesional del sector, dejé mis datos al vehículo dañado y di parte a mi seguro (mi primer parte con la autocaravana y el primero en ¿quinientos años? conduciendo vehículos).
Oviedo me gustó nada más llegar por el simple hecho de que tienen un área para autocaravanas con su zona de carga y descarga de aguas muy bien cuidada y en una ubicación en la que puedes elegir darte un paseo andando para ir al centro o coger el bus muy cerca.
Pero sin duda, y es el lugar donde más días estuve: Gijón. Tuve suerte de encontrar un hueco en la zona de autocaravanas del aparcamiento de El Rinconín, ya que llegué a mediodía y lloviendo y sin duda alguna allí me quedé. Lo mejor de visitar un lugar de este calibre es poder tener la suerte de que alguien de allí te lo muestre; yo tuve el placer de estar acompañado un par de días por mi amiga Olga que me mostró lo mejor de la ciudad y sus alrededores. Por cierto, no había probado aún las zamburiñas, que placer…
Tras 5 días en Gijón con tiempo nublado, temperaturas que apenas superaban los 20 grados y bastante a gusto, toca seguir descubriendo mundo (para mi, claro): Luarca, Navia, Tapia de Casariego (precioso lugar). Ortiguera: me quedé con las ganas; gracias a Google Maps por sus servicios prestados pero el no poder ponerle las medidas del vehículo en cuestión hace que te pueda meter por zonas donde no cabe ni un Mini; tuve que darme la vuelta en mitad de una cuesta abajo, con la sudoración fría en la frente empezando a desplegar sus niveles más altos y pidiendo paciencia a los vehículos que circulaban.
Por suerte, a día de hoy ya he puesto remedio y he comprado un navegador como Dios manda en el que puedo insertar las medidas del “barco”…
Tenía ganas de escuchar el gallego en vivo… Muchas ganas de pisar la Comunidad Autónoma de Galicia… Años y años oyendo cosas buenas y bonitas de Galicia y queriendo venir a tierras gallegas. Casi me ha costado 50 años llegar, pero al final lo conseguí y encima con mi “Libertad”, mi Challenger 396, mi autocaravana, mi casa y mi oficina.
Tras visitar Ribadeo por la mañana, aparecí en Foz (Lugo); impresionante aparcamiento para autocaravanas a pie de la ría; más de cien vehículos vivienda; pero fantástico; orden, paz, y encima con zona de vaciado llenado; eso si, madruga si no quieres hacer cola.
Vivero, Puentes de García Rodríguez, Ferrol, Ares y cómo no: Santiago de Compostela. Tanto verlo por la tele, tanto ver peregrino andando por los caminos y por las carreteras, y llego yo, aparco mi autocaravana a 15 minutos andando, me doy un paseo y llego a la Plaza del Obradoiro como otro “peregrino” más; espectacular. Pero eso si, me fui a cenar a mi casa; todo petado de gente (y qué quieres en pleno agosto, hijo mío…)
Otro de los sitios en los que pensé “pa que coño te has metio aquí” fue en Finisterre, en el faro; aquello parecía el Col du Tourmalet en pleno Tour de Francia; lo pasé realmente mal porque en cuanto vi coches aparcados a ambos lados de la carretera, gente por todas partes y querer dar la vuelta pero no poder…; para colmo una pareja de municipales me animaban a que siguiera sin problema… Al final aparqué pero el sudor frío volvió de nuevo.
Sin duda alguna, de lo mejor de este viaje por el Norte de España y Galicia ha sido el encuentro que tuve con otros cinco compañeros autocaravanistas del fantástico Grupo de WhatsApp Challenger 396 en Allariz (Ourense); nos íbamos hablando en días anteriores por el grupo de que en vacaciones íbamos a estar algunos por zonas muy cercanas y decidimos juntarnos en algún lugar concreto; gracias a Marcos por la organización ya que nos consiguió una zona para estar todos bien aparcados, en un recinto cerrado y que hasta pudimos sacar mesas y hacer cena conjunta; lo que iba a ser un encuentro para un solo día se convirtió en un fin de semana rodeado de personas maravillosas.
Y como todo lo bueno se acaba, llegó el momento de ir bajando hacia Granada porque asuntos personales así lo requerían, pero que si por mi fuese aún seguiría por tierras gallegas o cántabras, o asturianas o vascas… Todo un placer haber visitado esos lugares, vírgenes para mí algunos. Prometo volver y con más tiempo y tranquilidad.
Conclusiones:
Procuraré no visitar sitios típicos en temporada estival o vacacional. No quiero masificaciones; no se disfruta el lugar.
Han sido casi 4.000 kms. recorridos en cinco semanas y media.
He visitado 36 poblaciones y he pernoctado en 25 sitios distintos.
En fin, espero que os haya gustado al menos un poco mi primer viaje, mis primeras medio vacaciones (he seguido trabajando a pesar de estar viajando) en autocaravana.
Mención aparte para el tema de los municipios con zonas de parking para autocaravanas; esto me da para hacer una entrada al blog más adelante o quizás un vídeo para YouTube, porque me he quedado impresionado con la diferencia respecto al sur.
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Hola Alberto, que agradable lectura. Me gusta mucho el blog y como describes el viaje. Te mando un saludo desde Barcelona!!
Hola Juan. Muchas gracias; me alegro que te guste. Otro saludo de mi parte, pronto pasaré por allí!
Gran ruta. Qué envidia sana me has dado, Alberto.
Hace años recorrí todos esos sitios en moto, pero ahora me apetece hacerlo con la autocaravana, sin prisa y disfrutarlos con más detalle y calma.
Hola Pau. Si, la verdad es que yo recorrí mucho territorio en poco tiempo; merece la pena hacer el viaje con más tiempo y estar más tiempo en los sitios. Todo precioso, diferente al sur.